Ojos que no quiero
se me clavan en el alma
triste, perdido y hundido
cegado por mi vana esperanza.
Es la tierra de las hadas
anhelado deseo que se me escapa
entre bellos y frondosos arboles
se esconde mi amor, mi anhelo, mi añoranza.
Un revoloteo que suena a gloria
entre el colorido camino
que recuerda olores perdidos,
deambulante y caminante
perdido en su antigua forma,
flota entre alegrías y lamentos
y es que su alma es su sombra.
Es una andar pesado y lento
entre tanta luz y belleza
suspiros que se le meten en sus adentros
tornándole oscura la sangre
que le recuerda sus sentimientos.
Luz manchada de sombras,
marcando en cada paso una mejora
que el pasar alivia condena
y ya notas esa brisa de primavera.
Anhelante ser perdido
que solo busca una caricia
que por querer ser querido
olvidaste la alegría.
Poco a poco desquebraja tu condena
ya la luz en ti es completa
es la tierra de las hadas
y entre dulces y añoradas metáforas
abres tu pecho y das la espalda
miras al cielo y dejas sonreír al alma
que por fin libre de sus cadenas
acaricia tu corazón
y te vuelve a dar tus alas
que por fin en tu firmamento
hay amor, hay poesía, hay esperanza.