Y como un rayo que atraviesa
este vuestro corazón en vuelo,
lloran arcángeles por ver desenlace,
que escribe libros enteros
sobre una flor que gira sobre si misma
en la mitad de ese hermoso cielo
para desprender esos pétalos
que desean alcanzar a la luna y a su sueño.
Y es que todos creen que caerán,
pero se equivocan,
pues los pétalos se elevarán
debido a las ráfagas del aire,
y tocarán el azul intenso
de esta pequeña pero nuestra
esfera de cristal,
y alcanzarán la luna
gracias al capricho de una diosa
llamada Afrodita,
conmovida por las lágrimas
de los santos que la rodean
y por el amor de dos personas,
que incondicionalmente lanzaron una flor al firmamento
para que diera giros de sentimientos
al antojo de esas corrientes primaverales
fruto de un amor inacabado,
fruto de un amor que duro mucho más de veinticinco años
y que todavía sigue alentando a esa pequeña hada,
para que siga dando vueltas y más vueltas
alrededor de este sol enternecido,
que casi no puede dar cabida
a aquel poema grabado en un árbol,
el cual todavía sigue sangrando
al ritmo de esa incontrolable pasión
espejo del amor de dos personas
que hoy día siguen siendo
aquellos dos niños locamente enamorados.