Raíces de un árbol que atraviesan la tierra
inquebrantables cual fuerza de la naturaleza,
rayos cegadores de un sol que siempre brilla
tenaz como el ser de cualquier destino,
banderas que serpentean en un poste por el aire
desafiantes ante tornados y huracanes,
marea incesante de nuevas pasiones
tras el ir y venir al son de una luna
que esconde entre ola y ola
toda la luminosidad y hermosura
del amor que por aquellos años,
dos jóvenes se tenían
bajo aquella tenue luz nocturna
de aquel cine de verano.
La tierra sigue girando alrededor vuestra
pues en vosotros es en lo que se alienta,
jóvenes corazones enamorados
derrochantes de sangre noble de amor
que tan solo unos pocos realmente conocen.
Bombas de una humanidad
que se envuelven tras un velo
suave y aterciopelado
pero a la vez resistente
por estar bañado de tantas lágrimas y sonrisas,
sabedoras nacidas del fruto
de una pasión incontrolada
en un rincón cualquiera
de vuestro grande y noble pecho
mimado por el calor de vuestra unión.
Y para que hacer un poema,
si eso es lo que son los enamorados
malgastar palabras
pudiendo vosotros daros un beso,
imaginarme una pasión en un momento
que se ha formado en veinticinco maravillosos años
a los cuales yo ni siquiera alcanzo.
Inútil me veo, ante tales sentimientos
que si bien a los ojos de este joven poeta
pudieran ser tangibles
no os llega ni a la punta de los dedos.
Maestros de mi inspiración
que más os puedo decir,
se me encoge el corazón en cuanto lo pienso
quiero ser como vosotros,
unirme al ángel de mi vida
y saber lo que realmente es el amor,
quiero llegar a ser como mi padre,
y sacrificarme desinteresadamente por una persona
esperando solamente ese beso de aliento en mi llanto,
llegar a ser como mi madre
y amar sin limites a una persona
superando todos los limites de mi cordura y razón.
Quiero ser uno, como lo que en realidad
habéis llegado a ser los dos,
Un pequeño niño enamorado de una estrella,
que golosamente brilla en la mitad del firmamento
y que no se ha conformado con mirarla,
sino que a alargado la mano y la ha rozado
salpicando a los que le rodean de un manto mágico
que hace que las flores crezcan,
y que la lluvia caiga,
culpable del color de una tierra
en la que mi hermana y yo hemos nacido
y en la que hemos disfrutado y crecido.
Ahí va un poema
que desea ser la réplica
del que ambos escondéis en vuestro corazón
ha diferencia de que éste esta en tinta
y el vuestro ha sido pacientemente grabado
a lo largo de los años
en la madera de ese buscado árbol
que sólo consiguen encontrar
los druidas y los magos
conocedores de esa antigua poción
que hoy día se está acabando,
pues son ya demasiados a los que se les ha olvidado
esa palabra enmudecida en sus labios,
ilusos que no saben que el amor no se pronuncia
sino se siente
más allá de los limites de un pensamiento,
que si por fruto quiere ese capricho
más sentimientos que por derecho
deben derrochar esos ansiosos locos
que atravesarían una espada en su pecho
por mantener vivo ese poema grabado
que sangra savia día a día
gracias al amor
de esos jóvenes corazones enamorados.