Aniversario

Prólogo de una historia
entrelazada en sentimientos,
tan bellos como duraderos
ante este mar
de pasiones desatadas
por solo dos personas
que viven, se quieren y aman.

Preludio sinfónico que marca décadas
arrancando notas de un sin vivir,
que proviene de una tierra abandonada
allá adonde quiera que vaya una paloma,
que despliega alas y se posa en un nido
de antaño plagado en recuerdos,
que sólo en el lago de nuestros encuentros
son revividos para poder nosotros llorar y reír.

Vuestro corazón crecerá
al igual que las ondas del agua
tan suavemente que no os daréis cuenta,
tan silenciosamente que nadie os podrá divisar.
Pero conseguiréis alcanzar una orilla
que si bien no os resulta familiar,
la conocéis ya perfectamente.
Fruto de esa tierra emergida
para dar cabida a los corazones
de dos astros enamorados,
que tras brillar tanto el uno para el otro
quieren apoyarse y darse ahora vida mutuamente,
pues después de vagar tantos años por este inmenso universo
desean una vez más otra vuelta por ese sol
que durante todo ese tiempo ha iluminado su romance
y lo ha reflejado a todos los planetas y estrellas
de ese incandescente cielo.

Madre naturaleza que os ha encantado
y os ha abandonado al azar de dos destinos enfrentados,
si fuego y agua no podían convivir
y vosotros lo habéis logrado,
si cielo y tierra no se pueden juntar
¿Cómo habéis clavado esa flecha
en el centro de aquella nube
que os eleva a ese amor
tan sólo conocido por los ángeles y los dioses
victoriosos de cruzar ese cielo enmarañado
de recuerdos de ancestros desterrados?.

Raíces de un árbol que atraviesan la tierra
inquebrantables cual fuerza de la naturaleza,
rayos cegadores de un sol que siempre brilla
tenaz como el ser de cualquier destino,
banderas que serpentean en un poste por el aire
desafiantes ante tornados y huracanes,
marea incesante de nuevas pasiones
tras el ir y venir al son de una luna
que esconde entre ola y ola
toda la luminosidad y hermosura
del amor que por aquellos años,
dos jóvenes se tenían
bajo aquella tenue luz nocturna
de aquel cine de verano.

La tierra sigue girando alrededor vuestra
pues en vosotros es en lo que se alienta,
jóvenes corazones enamorados
derrochantes de sangre noble de amor
que tan solo unos pocos realmente conocen.
Bombas de una humanidad
que se envuelven tras un velo
suave y aterciopelado
pero a la vez resistente
por estar bañado de tantas lágrimas y sonrisas,
sabedoras nacidas del fruto
de una pasión incontrolada
en un rincón cualquiera
de vuestro grande y noble pecho
mimado por el calor de vuestra unión.

Y para qué hacer un poema,
si eso es lo que son los enamorados
malgastar palabras
pudiendo vosotros daros un beso,
imaginarme una pasión en un momento
que se ha formado en veinticinco maravillosos años
a los cuales yo ni siquiera alcanzo.
Inútil me veo, ante tales sentimientos
que si bien a los ojos de este joven poeta
pudieran ser tangibles
no os llega ni a la punta de los dedos.

Maestros de mi inspiración
que más os puedo decir,
se me encoge el corazón en cuanto lo pienso
quiero ser como vosotros,
unirme al ángel de mi vida
y saber lo que realmente es el amor,
quiero llegar a ser como mi padre,
y sacrificarme desinteresadamente por un ser
esperando solamente ese beso de aliento en mi llanto,
llegar a ser como mi madre
y amar sin limites a una persona
superando todos los limites de mi cordura y razón.
Quiero ser uno, como lo que en realidad
habéis llegado a ser los dos,
un pequeño niño enamorado de una estrella,
que golosamente brilla en la mitad del firmamento
y que no se ha conformado con mirarla,
sino que a alargado la mano y la ha rozado
salpicando a los que le rodean de un manto mágico
que hace que las flores crezcan,
y que la lluvia caiga,
culpable del color de una tierra
en la que mi hermana y yo hemos nacido
y en la que hemos disfrutado y crecido.

Ahí va un poema
que desea ser la réplica
del que ambos escondéis en vuestro corazón
a diferencia de que éste está en tinta
y el vuestro ha sido pacientemente grabado
a lo largo de los años
en la madera de ese buscado árbol
que sólo consiguen encontrar
los druidas y los magos
conocedores de esa antigua poción
que hoy día se está acabando,
pues son ya demasiados a los que se les ha olvidado
esa palabra enmudecida en sus labios,
ilusos que no saben que el amor no se pronuncia
sino se siente
más allá de los limites de un pensamiento,
que si por fruto quiere ese capricho
más sentimientos que por derecho
deben derrochar esos ansiosos locos
que atravesarían una espada en su pecho
por mantener vivo ese poema grabado
que sangra savia día a día
gracias al amor
de esos jóvenes corazones enamorados.

Y como un rayo que atraviesa
este vuestro corazón en vuelo,
lloran arcángeles por ver desenlace,
que escribe libros enteros
sobre una flor que gira sobre si misma
en la mitad de ese hermoso reino
para desprender esos pétalos
que desean alcanzar a la luna y a su sueño.

Y es que todos creen que caerán,
pero se equivocan,
pues los pétalos se elevarán
debido a las ráfagas del aire,
tocando el azul intenso
de esta pequeña pero nuestra
esfera frágil de cristal,
y alcanzarán la luna
gracias al capricho de una diosa
llamada Afrodita,
conmovida por las lágrimas
de los santos que la rodean
y por el amor de dos personas,
que incondicionalmente lanzaron una flor al firmamento
para que diera giros de sentimientos
al antojo de esas corrientes primaverales
fruto de un amor inacabado,
fruto de un amor que duro mucho más de veinticinco años
y que todavía sigue alentando a esa pequeña hada,
para que siga dando vueltas y más vueltas
alrededor de este sol enternecido,
que casi no puede dar cabida
a aquel poema grabado en un árbol,
el cual todavía sigue sangrando
al ritmo de esa incontrolable pasión
espejo del amor de dos personas
que hoy día siguen siendo
aquellos dos niños locamente enamorados.

rancaru

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