Lo oí una vez
y todavía lo recuerdo
aquella voz en desgarramiento
toda, a favor de mi tormento.
La quería dejar atrás
allí, al pasado, a lo más lejano
pero ese grito me perseguía
retumbaba en mis sienes,
como una amarga melodía.
Mientras huía, no miraba hacia atrás,
no miraba al que me gritaba
la fantasía sola me bastaba
para saber que no quería volver
los recuerdos me empujaban
y tus sollozos me conducían a la lejanía.
Ese grito era amor,
era un amor de pasado,
un amor de recuerdo,
un recuerdo sencillo,
y a la vez sombrío,
pues yo no quería,
pero tú me conseguías.
Recuerdo que te reías,
me decías que me querías
pero solamente, era una mentira.
He ahí la causa,
he ahí el motivo,
por eso ahora me voy y no te miro,
no quiero ver tu cara,
no quiero ver tu rostro,
tan sólo de ti quiero recordar eso,
ese grito desesperado,
ese sollozo desenfrenado,
pues eso era la única señal,
de que tu amor por mi,
todavía no lo habías olvidado.