En un mundo con mar de plata
cuyo cielo fue olvidado
héroes de leyendas ya borradas
caminaban junto a senderos de fuego y barro.
Transeúnte que ahogaba condena
quiso ser al azar el delirio del poeta
empuñando hoja gastada por las eras
marcaba en tierra las ilusiones de las pasadas guerras.
Sabiendo que allí abajo
habita en las entrañas el diablo
ábrese paso un conocido y extraño
que al mismo Hades quiere dar muerte.
Enamorado de una estrella blanca
que no le pertenece
ni jamás llegará a besarla,
entre garras y sollozos
aprieta su inseguro destino
que poco a poco se le escapa.
No son los poderes lo que le fallan,
sino el corazón palpitante
el que al pozo eterno le lanza,
Rey de los olvidados victima de su propio juicio
que oscuro cénit está ya contigo
y no retrocedes ni por el calor del fuego
ni por el frío de la espada de tu hijo.
Dios de dioses que no fallece
eterna su condena por no cumplir su cometido
que el odio fue alimento de tu ser nacido
y no cabe otro sentimiento
en el mundo de los si muertos,
que el amor te está prohibido
y la vida no es pago suficiente
créete Hades por siempre pobre enamorado
pues la negra muerte jamás te dará descanso.