Cierta mariposa que vuela y se sonroja
a un paso de mis oídos y un suspiro de mi corazón
que no añoro ni su poesía ni sus encantos
tan sólo el latir de la sangre en sus alas
y el batir del aire en los designios de la mía, mi razón.
Tendido en un manto de futuro y esperanza
estiro los dedos de mi alma
que si no toco el cielo, acaricio su rostro
que si los días se hacen cortos, las noches velaran nuestras miradas,
que si hace falta más vida, por un sentir doy mi sangre y mi alegría.
Abierto mi pecho, cerrados los ojos
vislumbro a corazón descubierto
lo que jamás pude sentir, ni mirarlo al cielo ni bajando al infierno.
No hay más tacto que el suyo
en un mundo de sabores intensos, tan sólo existe uno
en una vida sin anhelos ahora desbordan las pasiones
y si miro a mi alrededor veo que no ha cambiado nada
o ¿quizás si?, un pequeña y alegre mariposa que besa mi rostro
un ser frágil que me da vida y confía la suya
luz de luna que acaricia las aguas
sal de la vida que se adentra en mis añoranzas
y es que las calles ya no las veo vacías
ni las noches solitarias,
hay una mariposa que me ha prestado sus alas
un latir que se une al mío y sumamos esperanzas
un partir que me hace soñar y levantar los pies del suelo
y es así como quiero llegar a ese mi reino de los cielos
con un corazón aletargado de tan buenos momentos
con un sentir rebosante de saber que todo ha sido bien hecho,
y es así como cruzaremos fronteras
ya sean terrenales o etéreas
así llegaré hasta donde nunca he creído
con las alas de una mariposa
y el aliento de para siempre
mi eterna princesa diosa.