La princesa y su castillo

Una casa donde antaño hubo un castillo
muchachita que deambula en sus adentros
quizás por fuera sólo lo aparenta
pero es por dentro, por donde se lleva
el corazón, la sangre y el alma de sentirse princesa.

Un castillo de fríos muros,
de torres coronadas por resentimientos,
unas puertas tan altas como gruesas
que no deja paso al aire, a los recuerdos, a la inocencia.
Un corazón reflejo de los pasillos
que se curvan y pierden en el oscuro silencio
anhelante de sentirse vivo,
esperanzado de que todo cobre sentido.

Hay una princesita que ya no quiere muros,
que no quiere puertas ni tampoco estrechos pasillos,
una aterciopelada mirada que se dirige al horizonte
para no ver mar en calma, sino ríos y cascadas
llenas de peces y esperanzas, repletas de vida, espejo de su alma.
Hay una chiquilla con pelito de oro y piel de plata,
que más noble no ha pisado esta tierra,
que corazón más bravo no ha existido en esta era,
hay una chiquilla con fuerza de león y pensamientos de águila
y es que vuela siempre muy alto
tan hermosa y tan libre, que enamora con solo verla.

En un tiempo hubo un castillo con una princesa
tan inaccesible los muros, que nadie osaba a alcanzarla
pero estos cayeron y la estrellita se paseó por el firmamento,
que más bonita no hay surcando los cielos,
que más brillante no existe en mis recuerdos,
pero en su corazón todavía existen aquellas paredes
iguales a los de su antigua morada
y es que todo ser mortal que la conoce
no puede evitar formularle un deseo
y lleva años navegando entre anhelos y lamentos,
con una pared por bandera y una puerta que no se abre clavada en su pecho.

Estrellita tempranera
que hermosa brillas
que cálida es la mañana,
estrellita de los sueños
que lindo es tu vuelo
y que bello el poder verlo.
Hay una estrella en el cielo,
muy alta.. siempre en el centro,
y todas las noches cuando levanto la mirada
se me escapa una sonrisa y me borra los recuerdos,
una estrellita con porte de princesa
con una mirada tan viva como bella
con un fuego tan intenso que ya solo anhelas
sentirte preso y esclavo de la luz de esa estrella,
de la mirada de la pequeña, de la fuerza de su presencia,
y pasarán los años y seguirás brillando
y pasarán los siglos y por siempre eterna en mi vida
serás mi estrella, mi princesa.

rancaru

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