Pasa el tiempo,
las oportunidades,
los suspiros y lamentos.
Pasa una vida,
que brilla en la nada,
y se apaga
cual ola de mar en calma.
Un papel en blanco,
una temblorosa mano,
un segundo y roza el ingenio
contra la realidad
de un tapiz con esquinas,
de un mundo limitado
por un reloj sin agujas,
que no cuenta los minutos
sino los momentos.
Que bello dibujar sonrisas
perfilar miradas, inmortalizar lágrimas,
que suerte tener un papel en blanco
para que podamos poco a poco pintarlo.
Tinta que no se acaba
pero que cualquier día se puede echar en falta
cuántos son los que lloran
porque ésta se agota,
cuántos los infelices que se quejan
por el no saber que hacer con ella.
Conozco una persona
que de tinta sabe hacer tela
que de papel trajes
que de ilusiones estrellas.
Conozco una historia
que en su día escribió un poeta
que de penas saco alegría
que de lágrimas sonrisas
que de esperanzas cometas.
Nada más importante en la vida
que una persona y su historia
Nada más bello y hermoso
que el continuar de un minuto tras otro.
Que bello poder mirar al cielo
e inundarse de ese infinito negro,
disfrutar de tantos luceros en el firmamento,
de tantas cometas y estrellas en nuestros recuerdos.
Que bello poder tener un momento
para poder escribir esto
sentir que realmente vivo
y que si bien derramo una lagrima
o se me escapa un suspiro
no será para dejarlo en el vacío
sino para demostrarme a mi mismo
que detrás de cada sentimiento
se esconde la dicha de haberlo sentido.