La Ventana y el Espejo

Entre el vaivén de las olas,
se refleja una luna,
que triste y desconsolada
vaga noche tras noche sin rumbo
a la espera de una mirada.

Y son tus manos de ruda realidad
las que intentan alcanzarla,
pero es lo único que sientes
tu mirada fría en el espejo
que te observa y no habla.

Mutismo hay en la sala
que te ofrece una ventana,
y allí está la luna
con todo su esplendor y su calma,
alargas la mano y parece que la tocas
pero el frío se apodera de tu cuerpo
y sientes mojada la punta de tus dedos y de tu esperanza
pues no era luna, sino un reflejo sobre el agua.

Lloras ensimismado pues no ves salida,
y te crees que eres desgraciado pero en realidad no sientes.
Levantas la mirada y de nuevo ante ti el espejo,
pero esta vez es diferente pues no es tu silueta,
sino esa pequeña y ansiada amiga plateada.

Cada vez se hace más grande
y comienzas a sentir miedo
pero por qué,
¿no querías antes alcanzarla?.

Y es en el momento menos esperado
cuando el espejo estalló en mil pedazos,
ya no te puedes ver en él,
pero sabes realmente
que al fin la vida es tuya,
no sabes cómo lo has conseguido,
pero ya estas bañado de rayos de luna,
y al igual que un Dios
montas en un carruaje tirado por caballos de fuego
todo gracias a tus sentimientos
ahora es tu oportunidad, atraviesas el firmamento
y sin noción del tiempo te acuerdas de aquella sala,
y de la maldita ventana,
¿Pero qué diferencia había entre ventana y espejo?.
Simplemente no lo sabes, ni llegarás nunca a comprenderlo
así que te sonríes y te remontas a los cielos,
pues prefieres vivir en ese embriagador perfume
a encerrarte en tus sólidos y pasados recuerdos.
Pobre pequeño hombre
que disfruta y juega a ser Dios,
alentado ante grandiosas visiones
y ni siquiera sabe,
si salió de aquella maldita habitación.

rancaru

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