¿Cuales son los ojos que roban vidas
esos que te arrebatan el corazón
y lo duermen entre el calor y la música
que desprenden al afortunado al que miran?
¿Son esos los tuyos pequeña mía
o es que ya no coordino
por estar emborrachado de una pasión
que solo existe en mi cabeza
obsesionada de tantos recuerdos tuyos?
¿Realmente me ves o soy yo el culpable?,
quizás anhelante cazador
de una de tus miradas,
escondido pero atento
a los movimientos de tus dulces ojos,
para poder robarte una mirada de aprecio
y tomarla como una muestra de amor
para este inútil e insignificante humano
que cae una vez mas en las redes
de ese retal ya ennegrecido
que detalla miles de historias
de pasiones por una niña
que juguetea con los sentidos.
Pero no me sonrías más,
no quiero mas vanas esperanzas,
mi ser pide el tuyo
pero mi pecho esta ya demasiado castigado.
Esos ojos que me acarician
hacen que de respingos de alegría,
y vuelta a empezar,
paloma mensajera de amores perdidos,
por donde vuelas, soy yo tu destino?
Si realmente me aprecias
no me mires a los ojos,
yo no puedo remediarlo
pero junto con la alegría
se me va clavando una pena
allí donde esta el centro de mi saltarín corazón.
Y es que ya ni lo encuentro
por que no esta dentro de mi,
se ha ido con tu cuerpo
y espera a que le des un beso
mientras yo desespero y muero
tras tal tragedia de tener
este mío pecho abierto
por unos sentimientos
que realmente no deseo,
pues duelen mas el tenerlos
que el ser ignorante
de lagrimas, pasión y deseo.
¡Mas qué balbuceo yo!,
prefiero morirme esperando,
a hacerlo sin una razón.
Deseo colmarme de tu encanto
a la sombra de tu silueta,
ignorado de tus besos y caricias
pero también de la tragedia
de aquel temible destino
que marca a toda una era
que prefieren dar su vida
por no decirse adiós.
Solamente te pido que estés conmigo
y seré feliz por unos meses,
unas semanas o tan solo unos minutos,
pero déjame disfrutar de tu mirada
que me roban años de amor perdidos,
déjame gozar de esa melodía
que me envuelven los sentidos
cada vez que te miro,
otórgame esas flores primaverales
hasta el ultimo segundo
en el que podamos estar unidos.
Ya llorará mi corazón bandido
cuando vea que ya no hay silueta,
y que el aire le abrasa la cara
acostumbrada al frescor de tu perfume
al que tan familiarizado estaba.
Ya suspirara mi alma
cuando no encuentre tus profundos ojos
e intente inútilmente bailar al son de
esa melodía que solo tu sabias y ya no suena.
Ya se acostumbrara este corazón
a no dar saltos de alegría,
y al final se ahogara en mi pecho
inundado por lagrimas de un
pequeño y alegre loco
que se ha tenido que dar cuenta
de que el amor no es para unos pocos,
sino para aquellos que tienen
la desgracia o la suerte
de conocer a la musa y a sus ojos.