Quizás sólo sea una mirada,
pero es que me abrasa por dentro
quizás sólo sea una sonrisa,
más me impide mirar a mi cielo
quizás sólo sea un llanto,
pero es que por él sufro y muero
quizás todo esto sólo sea el amor,
más qué pequeño y punzante
es ese escurridizo y a la vez deseado
colorido pájaro cantor.
Si me miras, ni siento
¡Ay! Si hablas no respondo,
una caricia de mano al viento,
si no doy un respingo
o no me conozco o soy un desierto.
Te miro pero escondido,
enamorado soy
a solas detrás de una puerta,
si tú pides yo sirvo
pero no me mires
ni al corazón ni a mis ojos,
pues son tan humildes
que hablan por si solos
del amor que por ti llevan
noche y día, día y noche
y cansados están ya
de presionar a mi garganta,
para que ésta te hable un día
y te diga: vida mía,
esto es lo que yo siento.
Pero pienso y sin embargo soy abrazado,
no me doy cuenta, pero te estoy besando
y es que ahora recuerdo:
La pequeña hada eleva el vuelo
abre puertas y llega al cielo,
me susurra al oído y él no oye
pero mi corazón ya lo ha sentido,
rozas mi mano al aire
y me das alas para seguirte,
pequeño cuento de fantasías
que despliega sus hojas ante mi,
grácil y sutil como la brisa,
que despierta mis sentidos
pero no mi conciencia,
que precioso es el amor sin límite
en este mundo de hadas y de encanto.
¡Ay! Brisa mía que me acompañas hacia el ocaso,
no soples ni más fuerte ni más débil,
simplemente llévame, llévame contigo
a ese mundo de hadas, elfos y magos,
y transformémonos en una de esas flores
que disfrutan y descansan
en ese maravilloso libro
que ambos escondemos
en el interior de nuestra alma.