El Jardín del Edén

No pasó el tiempo entre mis suspiros
que suplicando añoraban tu dulce sonrisa,
más no sé en qué vida me surgiste
pues fue en momentos de mis recuerdos,
cuando te ibas metiendo en mis recovecos
de mi ya pasada y pobre melancolía.

Que sin ser una voz alada
ahondas y penetras en mi corazón,
¡Ay! astilla que te me clavas
hasta dónde llegará tu amor.

Y vivo en tiempo que ya lamento
haciendo gritar mi pecho
en el más profundo de los silencios,
dónde quedó esa astilla clavada
que nunca encuentro pero sin embargo siento,
pues veo que realmente existe
y la sangre mana de mi cuerpo,
¡Oh! Pobre romántico sin límite
que por una simple herida
llora y deambula por sus recuerdos.

rancaru

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