Entre las prisas de este alocado mundo
enervado por gente que camina,
allí donde hay peces que no nadan
y aves que no vuelan pero sin embargo patinan.
A través de oscuros bosques
en los cuales no existe flora ni animales,
y si buscas algo en ellos,
lo único que encuentras son piedras
y multitud de árboles.
Por aquellas desoladas y escondidas calles
en las cuales camina el sol y la luna,
apartando al pequeño gato
que de esta reducida ente vive y se ayuda.
Entre todo este caos
quisiera mirar al cielo
y poder gritar a pulmón abierto
¿Qué es lo que soy yo?, ¿De dónde vengo?.
Más como sé que sin respuesta quedaría
allí donde estuviera comenzaría el baile de mi vida,
y moviendo los pies a no sé donde
mis brazos en sentido contrario
y mi corazón alrededor de mi pecho,
recordaría que lo que soy es un hombre
y que es del amor de donde yo provengo.
Y qué más quiero si más no ruego
si mi mente pide pero ya no juego,
pues no importa una voz más al viento,
ya que la suma, al parecer inexacta
no se calcula por ser eterno eco.
¡Ay! Voz de mi esperanza,
que es lo que esperas si todo es estafa,
respuestas miles has tenido
pero es que son ellas las que te matan.
Pobre lamento solitario ha sido
y así se queda éste esperando a su castigo,
pero por qué tiene que ser delirio
si es del engaño de donde ha nacido.