Tras largos vuelos que desvelan quizás ensombrecidos ecos,
tras tantos mitos inventados por frágiles pruebas y palabras,
tras cantos y música inspirada en esa tenue irrealidad,
no cualquiera sabe encontrar y hallar llave llamada libertad,
pequeña diferencia que nos separa a su pesar de la felicidad.

Ese pequeño regalo que se nos otorgó,
aquella gota de rocío que en ocasiones florece,
brilla y vive en todos nosotros,
se alegra y sufre por todos.
Y es que sin saber la secamos,
pero prosigue y vuelve a brotar,
y es que somos personas y lloramos,
siendo reflejo de ese inusitado amar.

Sin una primavera anhelada,
pudiera acompañar una sonrisa,
entre el golpeteo de la lluvia ,
amanecería ese buscado calor,
todo es tan insignificante,
pero a la vez tan majestuoso,
que nos da aliento y sangre,
que afirma nuestro consuelo,
y da al caer un lastre,
para que apreciemos y veamos,
lo bello que es vivir entre el dolor.

Tras embrujos y encantos clavados,
tras caricias, mimos y letargos,
tras el florecer de un engaño,
brilla algo que nos guía,
más para qué seguir preguntando,
si esa guía es flor, agua, poesía,
para qué enturbiarlo todo,
si esa guía es ser, morir y vida.